De repente comenzó a llover. La cosa se veía venir desde hacía un buen rato. El cielo se había ido poniendo cada vez más oscuro y la gente había ido desapareciendo paulatinamente de las calles hasta que, por fin, había caído de repente toda el agua del mundo, como una enorme catarata. Los pocos transeúntes que quedaban corrieron a refugiarse a las puertas de los bancos y las tiendas que quedaban abiertas.
Ella -Tú sintió de repente un vacío en el estómago, un agujero sin fondo por el que te ibas dejando ir sin poder hacer otra cosa que dejarte ir, ¡pobre!. Seguro que pensaste que eso de las seis comidas diarias y siempre después de la insulina no era más que una parida del puñetero médico, por dar un poco por saco y eso ¿no?, pues mira, bonita, parece que te la has jugado bien.
En apenas unos segundos, tu cuerpo se quedó bañado en ese sudor frío y viscoso que tanto te asusta, te empezaste a marear y el miedo no hizo más que su trabajo: más sudor y más mareo. Al poco empezaron los calambres, eso seguro que aún puedes recordarlo con desagrado, es lo que más te molesta de la sucesión habitual de síntomas. Te buscaste como una loca por los bolsillos el caramelo que tus hijos se empeñaban en recordarte cada día que debías llevar encima y no diste con él; buscaste con la mirada por si había alguien cerca de quien decirle que estabas realmente mal y que pidiera ayuda, pero como siempre habías elegido mal tu refugio, y en la puerta de la oficina del banco estabas sola. Tampoco se veía nadie dentro, así que te dejaste ir y te sentiste peor, pero sólo fue ya un segundo, después nada, nada de nada… o casi.
Cuando te despertaste en la cama del hospital tenías cara de despistada, no recordabas cómo habías llegado hasta allí. Quisiste moverte pero tu cuerpo no te respondió, no podías levantarte. En realidad sólo podías mover los párpados aunque total ¿para qué? No podías hablar ni llamar a nadie. Cuando te recuerdo en aquella cama tan desvalida me pregunto si en realidad eras consciente de ti misma en ese momento. ¿Estarías quizás soñando conmigo, absolutamente desconocido entonces para ti? No lo creo, simplemente vegetabas en aquella triste cama ortopédica.
Si te ha gustado y quieres que la historia siga dímelo.
5 comentarios:
SI!SIGUE!!!!!!!K TA INTERESANTE!ANIMOS!
JOLINES RAMON!!!!!SIGE CON LA HISTORIA K M TOY PONIENDO MAS MALA K LA MUJER K TA ALLI EN LA CAMA JEJEJ XAUUUUUU!
LA COSA ES QUE PICA VER EN QUÉ QUEDA LA POBRE ESA. ¡¡ÁNIMO!
dioss! la historia ta interesantee, a ver si alguien se anima a escribir más historias!...
PD: Ruzafa portate bien con las notas...jajaja
oju ruzafa que triste no????pero esta interesante...a ver si sigues que me has dejado intrigada....
besos
Publicar un comentario